Sobreponiéndome a lo malísima que me encuentro aquí estoy otra vez, monstruos, el deber me llama.
Dado que estas últimas semanas nuestras entradas han estado muy cargadas de opinión, la de hoy es una entrada que espero que os pueda resultar útil.
Hoy os voy a hablar de algo muy sencillo, pero de lo que no siempre somos plenamente conscientes: el poder del captador de atención.
Como su nombre indica, un captador de atención es aquello hacia lo que se dirige inevitablemente nuestra mirada al primer vistazo, y es un concepto que se trabaja en cualquier aspecto de la imagen. Se utiliza mucho en publicidad y en imagen corporativa, y ayuda a la empresa a que prestemos atención al detalle que quieren potenciar, de modo que nos llegue primero y se grabe en nuestra retina.
En el estilismo, normalmente se considera captador de atención a todo aquello que se coloca en la zona superior del cuerpo hasta la altura del busto, y su función, además de resaltar un aspecto que nos guste, puede ser también la de ayudarnos a esconder defectos, si sabemos utilizarlos con buen ojo.
Seguro que con esto puesto nadie se fija en que esta artista es estrábica perdida
Nada como unos buenos ojos ahumados para que no se fijen en que nos ha salido una calentura en la boca o unos labios en fucsia para que nadie mire ese grano proyecto de satélite terrestre de en medio de nuestra frente. Una montura de gafas bien elegida puede restar tamaño a nuestra nariz, si creemos que es muy grande, y un collar longitudinal y largo puede hacer que nuestro cuello corto no se vea como tal. Lo ideal es que estos complementos o puntos de atención creen un recorrido, es decir, que dirijan las miradas hacia donde nosotras queremos: ojos-boca-cuello, pelo-orejas-pecho, ojos-cuello-hombro, y siempre se recomienda que no sean más de tres, puesto que nos podemos arriesgar a cargar demasiado el look y terminar mareando a nuestro observador, que no sabe ni para dónde mirar.
Aquí podemos ver algunos ejemplos de captadores de atención:
En la primera foto vemos a Angelina Jolie, que ha optado por dar un toque de color vivo a sus exuberantes labios para animar un poco un conjunto que, por otro lado, es de lo más sobrio. También, como podéis ver, lleva unos discretos pero efectivos pendientes de brillantes, que combinan perfectamente con todo. En la segunda foto tenemos a Selena Gómez que, posiblemente en uno de esos días en los que tu pelo no coopera, se encasqueta un gorro de lana para viajar y consigue añadirle algo de gracia al outfit completo, más bien sosete. Por último, Jessica Alba, que lleva al límite la cantidad de complementos o puntos clave que se pueden resaltar como captadores de atención, dado que en total lleva cuatro: gorro, gafas de sol, pendientes y collar. Pero ella se lo puede permitir, porque lo hace con gusto y no queda nada recargado.
Aquí vemos cómo utilizar los captadores de atención para disimular defectos; Jenna Lyons se coloca un statement collar en plateado bien grande y unos labios rojos para distraer así la atención de su prominente nariz y sus nada discretas orejas (aunque ese peinado tampoco ayuda en este punto).
Sin embargo, podemos aplicar esta misma teoría sobre el resto de nuestro cuerpo y utilizar un captador de atención a cualquier altura para destacar lo que queramos. La única regla: nunca jamás de los jamases coloques el captador de atención sobre aquello que quieras disimular. Si tienes las caderas anchas, olvídate de llevar un bolso bandolera naranja que te caiga justo sobre ellas, porque será lo primero en lo que se fijen; sin embargo puedes hacer como Sacha Parkinson y crear un recorrido de tus labios a tus uñas y a tu bolso combinando el color rojo en estos puntos en un fondo de un vestido negro.
Incluso puedes utilizar una postura como llamador de atención para destacar lo que quieras. Todos tardaremos en olvidar el impacto que tuvo la pierna Jolie en la alfombra roja de los Oscars de 2012 (posteriormente, no le faltaron imitadoras).
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