Hola de nuevo, criaturas. Espero que hayáis tenido una
agradable semana y que estéis disfrutando de un merecido descanso (en realidad,
no es necesario que sea merecido para que lo disfrutemos, ¿verdad?).
En esta segunda parte de la entrada sobre las FCT os voy a
contar lo que ocurre cuando comienza en sí la experiencia de las prácticas. De
nuevo, vamos a ver qué te dicen que va a pasar y qué termina pasando luego.
Salir de una familia y entrar en otra
Como ya comenté en la entrada
anterior, la beca cubre nuestros gastos de alojamiento y comida al ubicarnos
con una familia junto con uno de nuestros compañeros. Este fue uno de los
puntos más...polémicos de toda la beca cuando hablábamos con los responsables
de la Concejalía o entre nosotros mismos, porque durante nuestras entrevistas y
reuniones informativos, el enfoque que ha adoptado el Ministerio para abordar
el tema ha sido quizás demasiado realista rayano en el alarmismo.

Como es evidente, las familias han
pasado un examen previo para entrar en el programa de alojamiento de
estudiantes (el Ministerio les paga por ello y quiere asegurarse de que actúan
correctamente), pero que tengas más o menos suerte con la familia que te toque
y encajen mejor o peor contigo es una cuestión de suerte. Te cuentan de
familias que candan la nevera para que no cojas comida, que no hablan contigo,
que ponen pegas si te duchas todos los días, que no te preparan la comida
(cuando en teoría es su obligación porque tú tienes prohibido cocinar), que se
quejan de que hagas una colada a la semana (que es lo pactado)...
Y de nuevo, nos mandan a vivir 11 semanas en
la misma habitación con un extraño, que en el 95% de los caso habremos conocido
en el aeropuerto (si no hemos coincidido en alguna de las reuniones con la
suerte de que hayamos llegado a cruzar dos palabras). En esas circunstancias,
doy por hecho que los trabajadores de la Concejalía intentan (o deberían)
emparejar a los estudiantes de la manera más lógica posible por nuestros
caracteres, pero de nuevo creo que no es lo más prudente contarnos en las
reuniones el caso de dos estudiantes que mandaron a casa porque han acabado a
puñetazo limpio en la habitación o el de una chica que se dedicó a cortarle el
pelo a su compañera mientras dormía como venganza personal...

Con esto no quiero meteros miedo, de
verdad que únicamente estoy reproduciendo lo que se me dijo a mí en su momento.
Yo he tenido la suerte de que la familia que me ha tocado a mí es un amor (los
padres son encantadores, nos han acogido como si de verdad fuéramos parte de la
casa y cocinan de maravilla) y mi compañera es un cielo y nos cuidamos mutuamente,
pero todo hay que decirlo, después de hablar con mis compañeros del grupo de
español durante los primeros días, hay de todo.
Por supuesto, estamos en una zona
alejada de Londres centro (si el transporte metropolitano de Londres cuenta con
seis zonas, nos encontramos entre las zonas 3 y 4, a una hora de Londres centro
más o menos, dependiendo de la zona), en el sur de Londres. Permitidme que
explique en este punto una cosa, porque este asunto también ha provocado
algunas incomodidades. Las familias con las que nos alojamos viven en barrios
de inmigrantes y algunas de ellas son de raza negra, asiáticas...De nuevo, la
diversidad de Londres. Esta circunstancia ha supuesto que algunos de mis
compañeros sientan que se mueven por zonas inseguras al ir y volver del trabajo
o al subir al autobús. Como sucede en cualquier gran ciudad como esta, los
barrios de inmigración suelen tener mucho movimiento de gente y hay que ser
cautos, pero no nos olvidemos de que estamos en una ciudad en la que la CCTV
(un sistema de video-vigilancia en las calles) nos graba prácticamente estemos
donde estemos, como un Gran Hermano gigante. Así que como ocurriría en
cualquier gran metrópolis, ¡precaución y un poco de cabeza!
Una
semanita de clases de inglés
Durante la primera semana de nuestra estancia en Inglaterra
(en este caso de viernes al jueves siguiente, dado que llegamos un jueves de
madrugada), la oficina de colocación de Londres (a la que llamaremos Tararí para
mantener su anonimato) nos proporciona una semana de clases de inglés adaptadas
al nivel con el que llegamos al país para reforzar nuestra confianza en los
primeros días y ayudarnos a preparar brevemente la entrevista de trabajo que
tendremos durante esta semana en la empresa que nos hayan conseguido.
La idea no está mal, pero realmente en cinco días no se
aprende inglés ni se produce un avance notable en ningún aspecto, sobre todo
porque la mitad de las clases son con tu grupo de españoles y no nos engañemos,
entre nosotros la pereza de hablar en inglés nos puede y siempre acabamos
tirando de la lengua patria. Eso sí, te sirve para conocer a más gente que está
en una situación parecida a ti (pero de otros países), aunque 8 horas al día
nos parecía un poco excesivo, en especial porque podríamos haber dedicado parte
de esas horas de nuestra primera semana allí a disfrutar un poco de la ciudad
(cosa que se presume que no tendremos tiempo de hacer cuando empecemos a
trabajar).
Toma
de contacto con la empresa
Según las condiciones de las que te informa Concejalía en
España, la empresa no la conoces hasta llegar a Londres, lo cual es una faena,
porque dependiendo del tipo de empresa a la que vayas deberás llevar un tipo de
vestuario u otro. No es lo mismo trabajar en una empresa en la que te ofrecen
un uniforme que tener que adaptarte tú a su imagen corporativa.
Es en esa primera semana de clases en la que se concierta la
entrevista con la empresa en la que te hablarán de cuál será tu horario en la
empresa, tus tareas, si debes llevar un uniforme concreto, etc. De hecho en esa
entrevista se decide si de verdad vas a quedarte en la empresa, porque sí,
existe la posibilidad de que a la empresa no le gustes y no te cojan, y
entonces...deben preparar una segunda empresa. En teoría, no te pueden dejar
sin empresa de prácticas allí tirado...pero no se puede decir que lo tengan
todo demasiado bien atado a ese respecto, la verdad sea dicha. Sé de compañeros
a los que la empresa ha rechazado en el último momento y se han quedado sin
nada que hacer, a la espera. Sí, yo también lo veo muy arriesgado.
En la elección de esta empresa, pese a lo que yo creía, no
tiene ningún papel ni el centro ni la Concejalía de Educación correspondiente.
De ello se encarga también Tararí, que mediante nuestro currículum nos
mete en la empresa que coincida mejor con nuestro perfil laboral y nuestros
intereses. En mi caso, por ejemplo, Conselleria la lió y les dijo que yo era lo
que no era, buscaron una empresa y después llegó mi CV y hubo que volver a
mirar otra cosa, y me llamaron para decirme que no me encontraban nada, una y
otra vez...Un poco deprimente, pese a que la chica era paciente, que me
llamaran todos los días durante una semana para decirme "No sabemos qué
hacer contigo". Al final me encontraron una empresa, de la cual me
informaron por adelantado, lo cual casi puede considerarse un privilegio.
En cuanto a las condiciones de trabajo, de nuevo, hay mucha
desigualdad entre un puesto y otro y una rama de estudios y otra. En cada
empresa hay un horario (de 8:30 a 15:00, de 9:30 a 17:00, de 10:30 a 19:00...),
así que veremos cómo hay compañeros que se levantan a las 6 de la mañana y
otros que llegan a su casa pasadas las 20:00. Todos venimos sin cobrar pero hay
empresas que se ofrecen a pagar semanalmente una cantidad en concepto de
"transporte"; por ejemplo, a un compañero le pagan 50 libras
semanales. (Y, por si os lo preguntáis, sí, ya hemos dejado todos de hablarle.)
En algunas el equipo es agradable y acogedor, en otras quizás te ven como una
posible amenaza.
Todo esto hasta que no comienzas a trabajar no lo ves,
claro, pero para ello tenemos por delante 10 semanas de trabajo, tiempo más que
suficiente para reconocer el terreno, adaptarnos y disfrutar de la experiencia
y el aprendizaje.
Ahora bien...
La
cruda realidad de las empresas
La entrada podría terminar aquí, dado que he cubierto más o
menos todos los aspectos de los que quería hablar. Pero me da la impresión de
que hasta este punto os lleváis una imagen un tanto sobria de lo que son en
realidad las prácticas. Y, como ya os dijimos que en este blog se iban a decir
las cosas tal y cómo son, creo que os debo unos apuntes finales.
Estas prácticas son una gran oportunidad de hinchar nuestro
currículum, sí, porque "He trabajado para Fulanito de Tal en
Londres", aunque no tengas ni idea de quién es ese señor, parece dar mucho
caché. Sin embargo, tenéis que saber que aquí las prácticas no funcionan como
en España. Por mi propia experiencia sé que en España estar de prácticas no es
tanto ir a aprender como ir a que te exploten gratuitamente hasta que digas
basta. Eres un trabajador por el que no sólo no están pagando sino que además
están recibiendo dinero, y por ello le piensan sacar todo el beneficio posible.
Aquí no. Aquí van a dar por hecho que tienen que empezar más que de cero
contigo, que no sabes hacer nada y por ello te lo tienen que dar todo muy
mascadito hasta que les demuestres que puedes hacer algo más. Necesitarás pedir
que te den algo que hacer o te quedarás relegado a servir cafés y hacer
fotocopias (y aún así puede ser que te tengan 2 meses haciendo eso). Porque esa
es otra; al no ser nadie que tenga nada que ver contigo quien se dedica a
buscarte la empresa, en Tararí por ejemplo no acaban de tener demasiado
claro qué has estudiado o dónde meterte, y suelen buscar lo que a ellos les
parece que es más similar (tengo que admitir que no siempre con acierto). Como
resultado, no suelen acertar a la primera y una buena proporción de los
estudiantes que hemos ido hemos tenido que pedir cambio de empresa porque: 1.
no hacemos nada relacionado con lo nuestro (hay una chica de Estética a la que
han tenido sirviendo cafés y limpiando, otra chica de Asesoría a la que han
metido en un gabinete de estética a depilar...), 2. más que a aprender parece
que nos hayan llamado para ir a enseñar porque de lo que deberían enseñarnos no
tienen ni idea, 3. ni siquiera vamos a la empresa, etc....
Lo que quiero deciros con esto es que, pese a lo que os
puedan decir, no es un camino de rosas, ni nos vamos de vacaciones pagadas (os
soprendería saber de dónde he oído yo eso), vamos que no es oro todo lo que
reluce. Siempre tenemos que intentar sacarle el lado positivo a todo porque de
toda experiencia se aprende, pero si de verdad no os veis capaces de aguantar
este tipo de cosas lejos de casa y solos, pensáoslo dos veces, porque una vez
aquí todo es un poquito más difícil de lo que parece.
Eso es todo por hoy, un abrazo peludito.
Ruth