Adeptos

lunes, 22 de septiembre de 2014

Posers, ¡pillados in fraganti!

La adolescencia es la edad dorada de las fases. La fase de odio a mis padres, la de soy un ente incomprendido del mundo, la de quiero ser el nuevo fichaje del Getafe, la de Dios bendiga a la pizza como fuente de divinos poderes...



En la moda, en muchos casos estas fases suelen traducirse en la experimentación de diversos estilos en periodos muy breves de tiempo. Así es como aparecen las tribus urbanas en nuestras vidas, muchas veces para quedarse para siempre, si en ellas descubrimos una filosofía de vida que encaja perfectamente con nosotros. Pero a menudo no es así, y nos vemos arrastrados de una a otra, para ver si encontramos nuestro lugar. Eso sí, siempre que entras en una nueva tratas de empaparte de todos los matices y contextos para integrarte y buscar respuestas. O...no. Y así es como aparece la figura del poser, que todos los que hemos pasado por alguna tribu urbana conocemos perfectamente.




El poser es ese ser extraño, extremo, que se introduce en una comunidad, en la que sea (posers tenemos de todas las clases, y no se quedan sólo en el ámbito de la moda: el poser activista y revolucionario, el que va de yuppie, el que va de moderno, el que va de nerd...) y asume automáticamente la imagen que la caracteriza al segundo, miméticamente, como un camaleón, hasta el más mínimo detalle...pero sin la más mínima idea de qué hay detrás de toda la parafernalia, de por qué se usan X símbolos o quiénes son los grandes nombres propios del panorama. Sin embargo, nunca admitirán que no tienen conocimientos profundos del tema; se han aprendido las palabras claves para mantener las apariencias, utilizarán muchas expresiones hechas que parecen decir mucho pero no aclaran nada, pero de ahí no los saques. Si es necesario, inventarán. 

¿Por qué os cuento todo esto? Porque con ocasión de la semana de la moda de Nueva York de este otoño, el programa televisivo de Jimmy Kimmel, un showman americano con un sentido del humor maravilloso, ha sacado las cámaras a la calle para dejar con el culo literalmente al aire a todos los posers que acuden al evento, preguntándoles por supuestos artistas, tendencias y eventos que ni siquiera existen, para ver si admitían su desconocimiento o se las daban de listos. 

Aquí podéis ver el vídeo (en inglés, lo siento, no lo he podido encontrar subtitulado, pero aún así merece el visionado):



El resultado es, como era de esperar, la opción B. Se tiran el rollo con un desparpajo y una oratoria que ya quisieran la mitad de los políticos españoles. Ver sus reacciones, cómo saltan al carro al instante, sin siquiera saber hacia dónde van, es hilarante, y mejor todavía comprobar de quién les están hablando realmente. 

Ahora, ¿por qué hacen esto? ¿Por qué esa necesidad de fingir ser quién no se es, saber lo que no se sabe? ¿Tanto miedo tenemos de admitir lo que desconocemos? 
Pues servidora no se va a cortar un pelo al deciros que no tengo respuestas para estas preguntas. 
Pero me encantaría leer las vuestras. 

Ruth

2 comentarios:

  1. Yo muchas veces me pregunto lo mismo, conozco un montón de gente que finge ser parte de algo, finge sus gustos y hasta su forma de ser para ser aceptado/a en un grupo. ¿Pero realmente quieren formar parte de algo con lo que ni se sienten cómodos? No sé, a mi si me gusta algo lo digo y sino también, hablo como quiero y dónde quiero. Lo primero es sentirse a gusto con uno mismo, todo lo otro viene de la mano. Si tu finges ser algo lo reflejas, no eres natural (a no ser que te lo tengas MUY aprendido y aún así). En cuanto a lo de no aceptar que desconocemos algo, no entiendo ese miedo, cuando noconozco algo lo digo aunque me miren raro por preguntar "algo que todo el mundo sabe" y me hagan ponerme roja de la vergüenza. Pero es que si no preguntas no lo sabrás y más vale preguntar que pecar de "sabelotodo" y no saber ni respirar. He dicho. ¡Un besazo!

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    1. lo más paradójico de estas personas no es que quieran pertenecer a algo, que al fin y al cabo a todos nos suele pasar en algún momento de la vida, sino que cambiar con mucha frecuencia de grupo, una semana estoy aquí y la siguiente en el grupo más opuesto posible. Son personas muy inconstantes.
      Ya lo decía Sócrates, sólo sé que no se nada! Un abrazo monstruoso!

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