Adeptos

lunes, 12 de mayo de 2014

Mitos: "El maquillaje es malo para la piel"

Buenas tardes, bestias! 
Lamento no haber podido actualizar ayer pero estuve trabajando hasta tarde y no pude acceder al pc. En cualquier caso, ¡hoy toca sección de Mitos!


A menudo habréis oído a las mujeres de vuestro alrededor hablar sobre maquillaje (nos encanta, para qué engañarnos) y seguramente alguna habrá defendido que ella no lo utiliza (o, al menos, no a diario) porque "es malo para la piel". Hoy no vamos a deciros "¡Qué sarta de burradas!", como solemos hacer, porque este es un mito que hay que tratar con mucho cuidado
Lo cierto es que hay parte de verdad en esa afirmación, pero, como ocurre con todo, ni tanto ni tan calvo. 


No he venido aquí a daros una lección de Historia del Maquillaje, pero para los que no lo sepáis ya, el maquillaje nació en el Imperio Egipcio como una manera de protección contra el daño del sol y la arena del desierto sobre la piel de su población; recurrieron al köhl para proteger sus ojos desprovistos de cejas naturales (porque los egipcios se depilaban todo el cuerpo por higiene) del sudor y del sol, y su desarrollo de cremas y perfumes los convirtió en los primeros cosmetólogos de la historia. Sin embargo, somo siempre hacemos, los humanos quisimos ir más allá de los remedios y soluciones naturales e inofensivas y recurrimos a otras opciones más dañinas pero más eficientes. Las romanas se dibujaban las cejas con punzones mojados en plomo; durante el Renacimiento se blanqueaban la piel con albayalde y más adelante lo hicieron bebiendo vinagre (y ya de paso se mataban glóbulos rojos, que total para qué los querían). Como las pecas no estaban bien vistas, las eliminaban con savia de abedul y azufre. Hasta principios del siglo pasado, las cabareteras todavía morían envenenadas por los productos que usaban en escena. 



En temas de belleza, barbaridades hemos hecho unas cuantas (y, ojo, las seguimos haciendo), pero la historia ha cambiado mucho en estas últimas décadas. Las grandes casas de cosmética cuentan con modernos laboratorios de investigación precisamente para que este tipo de cosas no sigan ocurriendo y el desarrollo de productos de cosmética (si bien siempre ligado a la polémica de la experimentación en animales) ha sabido encauzar el camino hacia el cuidado de una piel cada vez más sana, tanto para él como para ella. Actualmente, el maquillaje no sólo nos ayuda a dibujarnos la cara que nos gustaría tener (en caso de que no sea la que nos ha tocado esa mañana), sino que también nos sirve como filtro de los rayos nocivos del sol (muchas bases de maquillaje y otros productos llevan un factor mínimo de protección solar, que en algunos casos llega a un SPF30 o 50) y como protección contra los altos índices de polución de las grandes ciudades. Os lo digo por experiencia propia; después de tres meses viviendo y trabajando en Londres capital, mi piel se resentía más al final del día (granitos, rojeces...) si había ido toda la jornada sin base de maquillaje que cuando decidía aplicármela. 

Pero, como siempre, todo con moderación. 


No sé si conoceréis la historia de Bae Dal Mi. Para los que no sepáis quién es esta chica, su historia saltó a la palestra hace unos años porque era un caso extremo del mal uso del maquillaje. Esta joven surcoreana, que comenzó a maquillarse a los 14 años, para cuando tuvo 20 tomó la decisión de que nunca más quería verse sin maquillaje, porque estaba descontenta con su aspecto (pese a que los de su alrededor la consideraban hermosa).
Durante la friolera de dos años nunca se quitó por completo el maquillaje, lo llevaba incluso durmiendo y simplemente iba a añadiendo una capa tras otra, formando una superficie cada vez más gruesa sobre su piel. Cuando acudió a ver a unos especialistas porque su madre no soportaba más su obsesión, le diagnosticaron un envejecimiento de la piel digno de una persona de 40 años, además de varios problemas cutáneos debidos a la falta de oxigenación de la piel. 
Aquí podéis ver las imágenes de su historia (aunque no entendáis el idioma, se sigue muy bien el vídeo): 
https://www.youtube.com/watch?v=c416zxuAHkU 

Este es, por supuesto, un muy mal ejemplo del uso del maquillaje. La obsesión de Dal Mi por su imagen la llevó a olvidarse de la norma principal del cuidado de la piel: una buena rutina de limpieza lo es todo, y mucho más si llevas maquillaje habitualmente. 


Sólo hay que recordar estas cuatro reglas:

♥ Lavarse la cara al levantarse y antes de irse a dormir
♥ Cambiar la funda de almohada al menos una vez a la semana 
♥ Utilizar una toalla únicamente para secarse la cara y lavarla con mucha frecuencia (se recomienda incluso usar una cada día)
♥ Y, sobre todo, PROHIBIDO IRSE A LA CAMA MAQUILLAD@S 

El maquillaje es una de nuestras mejores armas para sentirnos mejor, para ser quienes queremos ser y para poder poner buena cara incluso cuando las circunstancias no nos dejan hacerlo de manera natural. Pero nunca debemos desarrollar una dependencia semejante. 
Recordad que ser hermosos y hermosas es una actitud y no sólo lo que muestra un trozo de piel. 
Os quiere, 

Ruth

No hay comentarios:

Publicar un comentario